El Estado de bienestar apareció en el siglo XX y es un modelo de estado donde este asegura cubrir los derechos sociales de todos los ciudadanos, proporcionando seguridad y estabilidad. En los últimos años, se afirma que el Estado de bienestar está sufriendo una crisis a raíz de diversos factores económicos y políticos que están causando dificultades en algunos países para asegurar este bienestar a sus ciudadanos.
Hay diversas razones por las que se afirma esta crisis, entre las que encontramos la crisis demográfica, la globalización, las crisis económicas, las desigualdades sociales...
Cuando hablamos sobre la crisis demográfica, en general, nos referimos al envejecimiento de la población. En muchos países se está repitiendo esta situación, la población envejecida no hace balance con la población joven. La gente cada vez tiene menos hijos, por lo que la población disminuye poco a poco, causando que en algunos países el número de personas mayores sea mayor que el de gente joven. Esto trae consigo varios problemas, por ejemplo, la población activa será mucho menor que los jubilados y, en general, la población que no trabaja. Esto también puede generar problemas con los impuestos relacionados a las pensiones, pues al no existir un balance, el dinero disponible para esto será menor, por lo que el nivel de vida y de adquisición de estas personas disminuye.
Pero esto es solo la punta del iceberg. Uno de los mayores problemas que tienen que enfrentar los estados a la hora de mantener el bienestar que aseguran a sus ciudadanos es el de las crisis económicas y la globalización. Debido a la globalización, hoy en día una crisis económica tiene mucho más impacto, ya que todos los países están relacionados unos con otros. Las crisis económicas, como la del 2008, todavía se ven reflejadas en la economía, pero el mayor problema es que sin haber superado esa crisis totalmente, debemos de enfrentarnos a otras nuevas. Un ejemplo de ello es la pandemia del Covid y su gran impacto en la economía, o los conflictos que están surgiendo últimamente y que están afectando a los recursos energéticos de todo el mundo.
Esta crisis del Estado de bienestar hace que cada vez sean más evidentes las desigualdades económicas, ya no solo entre países, sino entre personas de un mismo lugar. La brecha entre ricos y pobres cada vez es mayor. Al Estado se le esta escapando la situación de las manos mientras que los ricos mantienen su nivel de vida y los pobres salen perdiendo. El poder de adquisición es cada vez menor, lo que demuestra la inflación por la que estamos pasando, derivada de todas estas crisis. El descontento social es cada vez más evidente y la escasez de recursos del Estado solo aumenta la presión.
El Estado de bienestar esta sobre una cuerda floja, y parece imposible adivinar si conseguirá mantenerse o acabará colapsando. Los conflictos cada vez son más inesperados, pese a las claras pistas en el pasado que indicaban que algo podría pasar, y la globalización esta cavando nuestra propia tumba. Si un país cae, otro caerá con el, causando un efecto dominó que acabará afectando a todos. Por lo que si, pese a que en algunos lugares sea más evidente que en otros, es evidente que el Estado de bienestar esta cayendo poco a poco y no parece mejorar.
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